Vecinos de Nimajuyú se movilizan por la escasez de agua
Por Nelton Rivera
En la zona 21 de la ciudad capital, la presión en los hogares por la permanente escasez de agua movilizó a un centenar de personas de distintos módulos de los multifamiliares de Nimajuyú I. En una protesta sin precedentes, el 30 de marzo de 2020 y en el contexto del toque de queda decretado por el Gobierno se llevó a cabo la primera manifestación frente a la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19.
A la cita, autoconvocada el domingo 29 de marzo, asistió un número evidente de mujeres, algunas de ellas madres, cabezas de hogar. Un día antes, varias de ellas con megáfono en mano fueron recorriendo los pasillos de cada módulo de los edificios de este complejo habitacional llamando a manifestarse por el agua.
La hora de reunión se determinó a las 6:00 de la mañana del lunes 30, en el parqueo del módulo 5. Una a una fueron llegando distintas personas, todas tomaron en cuenta las medidas preventivas de salud e higiene recomendadas para evitar la propagación del COVID-19, usaron mascarillas, mantuvieron una distancia prudente entre cada persona, llevaron carteles y durante la mañana demandaron que la municipalidad capitalina resuelva el problema de escasez de agua que les está afectando.
Para miles de familias que habitan esta zona, la falta de agua les complica la vida todos los días. Para Edwin Ortega, vecino de Nimajuyú y dirigente sindical de muchos años, la gente debe decidir cada día qué prioriza con la poca agua que llega: si se lavan las manos por las medidas para prevenir el coronavirus o usan el agua para bañarse, para lavar, hacer limpieza o cocinar.
Ortega participó de la manifestación del 30 de marzo como cualquier otro vecino de la zona 21, a todos y todas los mueve la desesperación de levantarse de madrugada, después del toque de queda, salir a trabajar para conseguir un poco de dinero, comprar lo que alcance de comida y volver a casa, lo terrible, expresó Ortega, es salir sin agua y regresar al edificio y encontrarse que el vital líquido no llegó.
Los vecinos organizaron una asamblea y decidieron tomar varias medidas durante los próximos días, una de las acciones que planificaron fue sonar las cacerolas a las 16:00 horas todos los días, justo en el momento en que cobra vigencia el toque de queda, que se extenderá hasta el 12 de abril, como una señal de exigencia para que el alcalde Ricardo Quiñónez les garantice el agua en sus hogares todos los días, las 24 horas.
También emplazaron al alcalde Quiñónez para resolver el problema, “porque frente a una crisis de salud como la que vive Guatemala por el COVID-19 nadie puede estar en su casa sin agua. Eso es inhumano, estar vulnerables de esa forma”, expresó una de las vecinas de Nimajuyú.
Según las denuncias de los vecinos, solamente 1 hora al día reciben el agua, los horarios pueden variar dependiendo del sector, unos reciben a las 12:00, otros a las 14:00 y algunos a las 16:00 horas.
Una semana completa pasó desde la manifestación que los vecinos realizaron exigiendo el agua, y el alcalde Ricardo Quiñónez y la corporación municipal no les han dado una respuesta, tampoco han tenido agua en sus hogares.
Para el 2019, el departamento de Guatemala registró 3,015,081 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), a través del XII Censo Nacional de Población y VII de Vivienda 2018–2019, la zona 21 es una de las más pobladas de la ciudad capital.
Existe una alcaldía auxiliar que nunca resuelve nada
Existe una alcaldía auxiliar que tiene como función realizar el Gobierno municipal de forma descentralizada, esto quiere decir que debe de atender de cerca a la población de la zona. Además, estas son entes intermediarios entre los vecinos de una zona con la comuna, podrán “capacitar, asesorar y dar seguimiento a gestiones y trámites hechos por los Comités Únicos de Barrio (CUB), recibir y trasladar denuncias hechas por los vecinos, hasta la promoción de talleres de capacitación para las mujeres y adultos mayores del sector, así como gestionar actividades culturales, recreativas y formativas”, según información de la cuenta oficial de Facebook de la Alcaldía Auxiliar de la Municipalidad capitalina en la zona 1.
Para los habitantes de Nimajuyú I quien está al frente de la alcaldía auxiliar de la zona 21 no tiene las calidades humanas, ni las cualidades técnicas para administrarla, “el alcalde auxiliar es una persona abusiva, prepotente, todo el tiempo usa las redes sociales para insultar o amedrentar a aquellas personas que exigen un derecho. Incluso le grita a las mujeres”, expresó una vecina que pidió mantener el anonimato.
Se trata de Jorge Mario García Rodríguez, controversial líder de la Universidds de San Carlos de Guatemala (USAC), quien obtuvo sin contendientes la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) en 2000. García Rodríguez es parte de una estructura de personas ajenas al estudiantado universitario, quienes durante 15 años, mantuvieron cooptada una institución estudiantil que esté año cumplira 100 años de fundación.
En una publicación de El Periódico del 13 de junio de 2019, se da cuenta de cómo el actual alcalde auxiliar se integró al partido Unionista en 2011, en donde finalmente encontró sociedad con el exalcalde Álvaro Arzú, permaneciendo como alcalde auxiliar hasta la fecha. El medio escrito señaló los espacios que ocupó de forma arbitraria en la Empresa Municipal de Transito (EMT), la alcaldía auxiliar y la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).
García Rodríguez no ha querido atender la problemática del agua de los vecinos de la zona 21, a pesar que las familias necesitan del agua en este momento de crisis por la COVID-19 en el país. Una de las recomendaciones que ha dado el Ministerio de Salud y el Gobierno Central es la de lavarse las manos constantemente y permanecer en casa. Extremo que los vecinos de Nimajuyú ven con preocupación porque llevan un mes sin agua.
Nimajuyú como vivienda, una historia de 39 años
El surgimiento de los edificios multifamiliares de Nimajuyú fue en el año de 1981, bajo la dictadura de Romeo Lucas García, cuando el Estado comenzó a construir un tipo de vivienda al que se le dio el nombre de Nimajuyú; la segunda etapa de edificios se comenzó en 1986 y fueron un aproximado de 22 módulos y 3,456 apartamentos construidos que prácticamente la convierten en una pequeña ciudad.
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