“Que las periodistas sigan haciendo su trabajo”, el llamado de Anastasia desde la cárcel en Quetzaltenango

Por Gilberto Escobar

Después de algunas horas de espera en el centro preventivo para mujeres de Quetzaltenango, en menos de cinco minutos conversamos brevemente con la periodista Anastasia Mejía Tiriquiz, quien tendrá que enfrentar un proceso legal impulsado por el alcalde de Joyabaj.

“Anastasia, Anastasia, quieren hablar con usted”, con voz fuerte menciona una guardia del preventivo para mujeres de Quetzaltengo.

El ruido a música ranchera inunda el lugar, pero Anastasia sale de un cuarto, donde el ambiente es menos enredado. El Centro de Detención Preventiva para Mujeres, ubicado en la 1ª calle entre 11 y 12 avenida de la zona 1 de Quetzaltenango, funciona en una casona vieja de dos niveles bajo la administración del Sistema Penitenciario pero compartida con la Policía Nacional Civil (PNC), en pleno centro de la ciudad.

Anastasia Mejía Tiriquiz, notablemente preocupada se encamina a un espacio improvisado que sirve como escenario para recibirnos y hablar, se acomoda un suéter obscuro, jala una silla e inicia su relato sobre lo que ha significado las primeras 24 horas de su detención.

Entre muchas preocupaciones, lo primero que expresó fue: “necesito saber cómo están mis hijos y mi esposo”. Los ojos se le notan cansados, y no es para menos, probablemente el tiempo que pudo conciliar el sueño fue muy breve.

Mejía Tiriquiz fue llevada al centro de detención la noche del 22 de septiembre, casi a media noche y comenzando la madrugada del 23. “El trato aquí ha sido bueno, no me puedo quejar”, relató. Agentes de la División Especializada de Investigación Criminal (DEIC) la detuvieron y luego la trasladaron a más de 298 kilómetros por la carretera Interamericana.

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“Todo el trabajo periodístico realizado ha servido de algo”, relató Mejía, quien además señala que el alcalde municipal de Joyabaj, la ha atacado permanentemente desde los distintos espacios en los que tiene influencia.

El día de los incidentes, dice, estaba grabando lo que sucedía en la municipalidad, “no me detuve ni un solo instante, grabamos más de tres horas en vivo lo que ocurrió en la manifestación”.

El 24 de agosto la población de Joyabaj inconforme con Florencio Carrascosa, el alcalde municipal, se le responsabilizó de tener favoritismo hacía un cierto grupo de personas para entregar la ayuda por la pandemia de la covid-19. Ese día fueron incendiados algunos muebles de la Municipalidad, mientras la fuerza antimotines resguardaba al alcalde lejos de la población. Carrascosa fue investigado por agresión en contra de un agente de la PNC en septiembre de 2016.

Para leer más de este tema https://ruda.gt/detienen-a-periodista-anastasia-mejia-en-joyabaj-quiche/

“Espero que este caso se desnude, la corrupción en Joyabaj en donde el alcalde municipal ha podido tejer sus influencias en los COCODES, Ministerio público (MP) y PNC. Yo tengo muchas cosas documentadas, de los abusos de poder del feje edil”, narró Anastasia.

La periodista fue parte del consejo municipal pasado y desde entonces el alcalde Carrascosa la descalificaba por sus opiniones, “cuando yo quería hablar en las reuniones el alcalde no me dejaba, se burlaban de mí, esta es una persecución a mi trabajo, pero lo voy a seguir haciendo, esto es el inicio de otro proceso”.

A pocos segundos para concluir con los tres minutos que tuvimos para entrevistarnos sentencia y pregunta dos ideas: la primera, envía un mensaje: a las y los periodistas: “sigan haciendo su trabajo”; y segundo, pregunta, “¿qué dicen allá afuera de mi caso?”.

Anastasia se despide y regresa al espacio que le han asignado en ese centro de detención. La música sigue sonando dentro de la penitenciaria, solo hay una puerta vieja de madera que separa la realidad de la calle y la de Anastasia: la de las mujeres recluidas en este centro.

En la cabecera departamental de Quetzaltenango se registran 5,521 casos positivos de covid-19, en las calles y avenidas el tráfico es pesado, pareciera que la población está dejando en el olvido a la pandemia y en pleno repunte de contagios.

La periodista maya k’iche tendrá que esperar 10 días para que la trasladen de vuelta al juzgado de Quiché y tener la audiencia de primera declaración, un periodo exagerado de tiempo, si se toma en cuenta que cada personas detenida tiene el derecho de ser escuchada en un plazo de 24 horas por un juez.