La pandemia obliga a Trump a proteger a los migrantes que siempre ha querido sacar de Estados Unidos
Por David Toro
La COVID-19 obligó al Gobierno de Estados Unidos a proteger a los migrantes indocumentados que trabajan en los campos agrícolas, pero la suerte para aquellos que están confinados en centros de detención no es la misma, pues las deportaciones continuarán sin importar que las fronteras de Guatemala estén cerradas.
No es un secreto que cuando personas latinoamericanas indocumentadas llegan a Estados Unidos deben vivir en las sombras huyendo de las deportaciones y además la gran mayoría realiza trabajos duros. Por ejemplo, la agricultura, una actividad fundamental para mantener la cadena de alimentación durante el embate de la COVID-19, donde los útlimos datos oficiales estiman que más de 32 mil personas han sido infectadas y 21,662 han fallecido por causa de la enfermedad.
El mismo Donald Trump que hace dos años llamó “países de mierda” al lugar de procedencia de los millones de migrantes que llegan a ese país de norteamerica, ahora con una crisis económica encima, con el 10% de la economía detenida, está otorgando protección federal y ofreciendo agilización de visados a miles de trabajadores agrícolas indocumentados en el estado de California, para que estos sigan trabajando y abasteciendo de frutas y verduras los mercados estadounidenses.
Donald Trump se pronunció al respecto el 1 de abril y aseguró que dio su palabra a los dueños de las granjas para que los trabajadores puedan llegar a los campos y volver a sus casas sin ser detenidos por la Patrulla Fronteriza, según escribió el medio español El País.
El coronavirus ha provocado que muchos migrantes que viven con el temor de ser deportados, ahora salgan a las calles de la ciudad de Los Ángeles con un documento extendido por el Gobierno federal que los acredita como trabajadores indispensables para el combate de la pandemia.
Se estima que hasta 2017 habían más de 22 millones de migrantes viviendo en Estados Unidos sin ningún tipo de documentación y de estos al menos 1.4 millones son de origen guatemalteco, según datos del centro de investigación Pew Reserch Center.
No todos los migrantes tienen la misma suerte
Para aquellos que no pudieron establecerse en Estados Unidos y se encuentran detenidos en centros de la Administración de Aduanas y Seguridad Fronteriza (ICE), la situación no es alentadora, más de 40 mil migrantes siguen confinados en condiciones que incluso antes de la pandemia ya habían sido calificadas como inhumanas por defensores de derechos humanos y abogados estadounidenses.
El 11 de marzo la ICE anunció que se liberarán a los migrantes más vulnerables ante COVID-19, es decir personas con enfermedades crónicas y personas de la tercera edad, pese a ello, esa misma noche dieron positivo 7 migrantes en un centro de detención de Bufalo, entre ellos habían dos hondureños y dos salvadoreños, según publicó el Times Union.
A pesar del incremento de casos positivos de la COVID-19 en centros de detención no solo de migrantes incluso de agentes policiales, las deportaciones hacia Guatemala retomaran su marcha esta semana, luego de que se detuvieran parcialmente durante la Semana Santa debido a la pandemia, según la información de la cancillería guatemalteca.
Durante el auge de la crisis de Covid-19 en Guatemala, el Gobierno del presidente Trump deportó a más de 1 mil 500 personas en la segunda quincena de marzo y al menos tres de ellos han dado positivo por la enfermedad y el resto se mantiene bajo una “cuarentena domiciliar” y el Ministerio de Salud es el ente encargado de monitorear cada caso para detectar nuevos contagios.