Historia de una epidemia: “pedían al señor de la justicia que nos protegiera de ese peligro”
Por Lencho Pez
Mientras pasamos la cuarentena en casa, mi mamita me cuenta la historia de una epidemia ocurrida aproximadamente entre los años 50 o 55, de acuerdo con como yo le entendí su método de conteo del tiempo.
“Yo ya estaba un poco grandecita, y como mi mamá tenía venta de comida en el mercado, veníamos diario al centro con ella, por eso nos enterábamos de lo que pasaba. No paraba de sonar la campana de la Iglesia anunciando el entierro de cada persona, tal vez se enterraban entre 6, 8 o 10 personas diariamente. Eso causaba miedo y nos decía mi abuelo que teníamos que tomar jugo de yerba mora, ruda, manzanilla, mmm…ya no recuerdo que otras hierbas nos obligaban a tomar, no importaba que estuviéramos bien, había que tomarlo para prevenir el contagio de la enfermedad. Recuerdo que ya estábamos durmiendo cuando mis abuelos y mi mamá salían a rezar en el patio de la casa cuando ya eran las 10:00 de la noche. No entraban hasta que se consumían las ofrendas, porque pedían al señor de la justicia que nos protegiera de ese peligro. Porque se morían parejo, niños, adultos y ancianos”.
“Pero gracias a él, que pidió por nosotros y mis hermanos, por eso todavía estoy ahorita y ojalá que este otro no me lleve a mí o a alguno de ustedes o sus hijos”…. se pegó una carcajada y dijo “tanto me preocupo por ustedes, porque por mi ya no hay problema, ya viví mis años”.
Aahh… también dijo: “recuerdo que en ese tiempo, a muchas mujeres se les cayó el cabello y luego hubo otra enfermedad en la que mucha gente se les pegó un tipo de piojo blanco en el cuerpo que se llamaba Saquk’ y quien sabe cómo se reproducían, que de la noche a la mañana siguiente ya estaban expandidos en el cuerpo de la gente y eran contagiosas, o quizá esos animales les hacían caer el cabello a las mujeres. Lo cierto es que la gente portadora de los animales se miraba pálidos.
