El COVID-19 es una amenaza más para una olvidada comunidad Chorti 'de Camotán
Por David Toro
Aunque el coronavirus no ha llegado a Chiquimula, las medidas de contención, la sequía y la desnutrición forman una combinación que pone en riesgo a los habitantes de Tizamarté, El Tesoro, una comunidad ubicada en el corredor seco del país.
"El toque de queda, la falta de transporte y el escaso trabajo tienen muy preocupadas a las personas porque la alimentación casi se está terminando", dice Gloria Amador, una auxiliar de enfermería, de 41 años, que trabaja en el puesto de salud Tizamarté El Tesoro
En esta aldea del oriente del país, ubicada en el municipio de Camotán, habitan unas 150 familias de origen maya Chorti 'que sobreviven con la siembra de frijol y maíz para el autoconsumo y algunos tienen su disposición aves de corral.
Las personas adultas de esta comunidad operan en fincas de café de las montañas del municipio para subsistir, algunas mujeres laboran en el casco urbano de limpieza en casas particulares o trabajando en cocina, pero desde que llegó el toque de queda y la protección de circulación de transporte colectivo para contener el virus, todo se ha complicado.
Para salir y regresar a Tizamarté usualmente una persona tiene que abordar un camión que traslada de 10 y 15 personas por viaje en la palangana, pero desde la implementación de las medidas, quienes deben salir deben pagar carros particulares y el costo es inaccesible para aquellos que ganamos entre Q20 y Q35 diarios en las siembras.
La desnutrición aumenta el riesgo durante la pandemia
“Este año es posible que se pierdan las siembras otra vez, no ha llovido en todo el mes, la sequía está pegando fuerte”, aseguró con preocupación la “Seño Gloria”, como dicen las personas de la localidad a la auxiliar de enfermería, que en medio de la amenaza de la expansión de la pandemia, también debe preocuparse por atender, junto con sus dos compañeras del puesto de salud, en condiciones precarias a mujeres embarazadas, asistir a partos y detectar casos de desnutrición en los niños de la comunidad .
Camotán es parte de la región que conforma el anillo del corredor seco donde no hay seguridad alimentaria. En julio de 2019, Oxfam Guatemala, publicó un informe donde se detalla la desnutrición crónica en Camotán, Jocotán, Olopa y San Juan Ermita; municipios de Chiquimula, la desnutrición afectada a un 67.8% de los niños menores de 5 años.
“La inseguridad alimentaria es un riesgo para el país ante la pandemia (...) el porcentaje de fondos públicos en el gasto total de salud alcanza solo un 2% del Producto Interno Bruto (PIB), muy por debajo del 6% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ”, dijo Rebeca Arias, coordinadora residente de Naciones Unidas (ONU), citada por el medio escrito Publinews el 31 de marzo del presente año.
La situación de emergencia afecta especialmente a los niños de Tizamarté, pues usualmente el diario diario es el recalentamiento que les proporciona la escuela primaria, pero las clases fueron suspendidas hace 5 semanas y la única ayuda que recibió fue una bolsa de 10 libras de comida que el Ministerio de Educación (Mineduc) repartió en la localidad hace 15 días.
La posibilidad de que todos los pobladores de Tizamarté y las comunidades aledañas reciban apoyo del Estado durante la emergencia es complicada, pues si la entrega del fondo familias de Q1 mil será para aquellos que consumen de 1 a 300 kilovatios por hora en un mes, seguramente familias que alumbran sus casas con candelas y que no cuentan con electricidad son excluidas.
“Me preocupa que no tengamos condiciones para atender esta emergencia”
Hasta el momento no se reporta ningún caso de COVID-19 en el departamento de Chiquimula, los dos casos más cercanos se registran en Zacapa. No obstante, Gloria Amador asegura que en la medida de lo posible tomarán las medidas sanitarias necesarias, “El centro de salud les ha dado charlas a las personas, hay aficionados informativos en la comunidad (…) pero no estamos preparados para un caso, no se cuenta con el equipo suficiente si se presenta uno y tenemos temor de contagiarnos ”, relató.
El pequeño puesto de salud de Tizamarté está ubicado en un pequeño salón de concreto en la escuela primaria de la aldea, "no tenemos un espacio para atender enfermedades comunes, al mismo lugar donde están las embarazadas, los ancianos y los niños", Gloria narró que a ella y sus dos compañeras del centro de salud de Camotán les ha provisto de mascarillas y guantes, pero la gran mayoría de pobladores de la comunidad para el trabajo no cuenta con esos recursos y tampoco con la suficiente agua para lavar las manos.
Según el presidente Alejandro Giammattei, Guatemala se encuentra en la etapa de contención del virus y en su mensaje del 20 de abril aseguró que su expansión y la posibilidad de la duplicación de casos comunitarios tuvieron ser recientes entre finales de abril y mediados de mayo. En el país hay cientos de comunidades bajo condiciones similares a las de Tizamarté, donde están las condiciones de desigualdad bajo las que viven los convertidores en parte de las poblaciones más vulnerables ante la pandemia.