Apuntes sobre violencia sexual en el pasado y el presente, una posibilidad para sanar
Por Celeste Mayorga
Entre el 25 y 26 de junio se llevó a cabo en la ciudad capital el Tribunal de Conciencia la Violencia Sexual en el Pasado y el Presente es un Crimen, de mujeres sobrevivientes de violencia sexual.
El salón principal del Centro Cultural Universitario (CCU) de la Universidad de San Carlos (USAC) a tope. Al fondo, a través de un biombo, montado por seguridad, emergían las voces de mujeres sobrevivientes de violencia sexual en la guerra. La historia de todos esos cuerpos de mujeres, dan cuenta, por el hecho de ser mujeres, como fueron violentadas.
El cuerpo como estrategia de guerra para arrancar de raíz la vida, despojar el espíritu del cuerpo, matarlo, aniquilarlo. Una violencia que en el presente pareciese una guerra no nombrada, pero con otro color y otras formas que no dejan de ser las mismas.
Machismo, patriarcado, racismo, misoginia, sexualización, abuso sexual, violencia sexual. Lágrimas entre las asistentes, voces entrecortadas, un espacio de contención para quien lo necesitara.
¿Qué es la justicia legal en un país dónde ni siquiera se sabe si las elecciones pasadas son reales? Un lugar donde la justicia, de una guerra que pareciese terminó hace 23 años, no llegó a las mujeres sobrevivientes de violencia sexual.
Las mujeres mayas del caso Sepur Zarco, las mujeres transgénero, las nuevas líderes feministas universitarias que dirigen la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), las organizaciones de mujeres que día a día, desde sus trincheras, continúan luchando por mantenerse y acompañar a otras en un diario vivir, en el que cada minuto el cuerpo de una mujer es abusado sexualmente en el mundo.
Nuevas generaciones, nuevas alianzas, nuevos temas, nuevas disidencias. Nuevos encuentros.
Aborto legal en la mesa colectiva en búsqueda de justicia. Una mujer transgénero porta un pañuelo verde a la par de una abuela maya de Sepur Zarco sobreviviente de violencia Sexual. Emma Molina Theissen, Lola Vásquez, Lenina García, Rosalina Tuyuc, Victoria Sanford y todo ese telar construido de generación en generación para romper el silencio de los cuerpos abusados y violentados en cada espacio que lo permitió. En cada espacio donde nunca se habló, pero en todos esos donde se lucha porque un día no llegue a pasar más.
La justicia legal en Guatemala sigue estando en el debate y las exigencias de las organizaciones de mujeres sobrevivientes de violencia sexual.
Sanar y recuperar sus cuerpos ya es un hecho y esa ya es su propia justicia.