A siete años de la sentencia por genocidio
“Intercambiamos regalos,
mujeres y hombres ixiles
traen canastos
con pan horneado de ideas
jocotes dulces de sueños firmes,
tamalitos de maíz
envueltos en hojas de la milpa
que florece con nuestros bailes”.Quimy De León
Por Sergio Valdés Pedroni
Fotos: Ricardo Ramírez Arriola y Nelton Rivera
Efraín Ríos Mont nació en Huehuetenango, Guatemala, el 16 de junio de 1926, en una familia católica. En 1978 renunció al catolicismo y se afilió a una iglesia neopentecostal.
Encabezó una cruenta dictadura militar entre los años 1982 y 1983. Como presidente de facto, condujo acciones de exterminio, arrasamiento de aldeas, represión masiva y selectiva contra la población y el movimiento popular.
El 10 de mayo de 2013 fue condenado por un tribunal de Guatemala a 50 años por delitos de genocidio y 30 años por delito de lesa humanidad perpetrados contra la población Ixil.
La sentencia fue anulada poco después por una Corte de Constitucionalidad bajo presión de la oligarquía y del gobierno central presidido por Otto Pérez Molina, ex-militar contrainsurgente, paradójicamente, signatario de los acuerdos de paz.
Tras la muerte de Efraín Ríos Montt “La jueza Patricia Bustamante, presidenta del tribunal, les explicó a los ixiles, que por respeto a ellos y ellas decidió que debían escuchar esta última audiencia y la decisión del tribunal, con la muerte del acusado la ley es bastante clara, la persecución penal debe cesar. No así para el general José Rodríguez Sánchez, director de la G2, acusado en este mismo juicio, por los mismos delitos”.[1]
[1] Nota de Nelton Rivera “Ríos Montt y la enorme deuda con la justicia”